Sí, ese de la foto soy yo, y aunque no lo parezca, esa fue la foto número 67 que me hice ese día.

Te lo juro por ESNUPI.

Así que sí

Lo primero que debes saber sobre mí es que no sé posar ni soy fotogénico.

Así es.

Ese es un dato importante que debes conocer.

Hay algunos que llevan eso en la sangre y otros que ganan en persona.

Yo soy de los últimos.

Arde Tinder.

Me llamo David Salomé.

Salomé es apellido.

De los Salomé de toda la vida, vamos. (Un saludo a la familia)

Y sí.

Salomé como la canción de Chayanne.

“Baila que ritmo te sobra. Baila que bailame. Acercate un poquito…

Salomé.

( Me han cantado esa canción como 147.532,84 veces a lo largo de mi vida).

¿Qué más?

Déjame ver…

Podría contarte que gané un premio literario ( de mi barrio) cuando tenía 15 años y que, ya antes, con 12 años le escribí una carta a la chica más guapa de mi curso para convencerla de salir conmigo y acabó siendo mi primera novia.

Y estaría diciendo la verdad.

Pero lo que es más cierto todavía es que no soy la gran cosa.

También soy un periodista “fracasado”.

Sí, tengo el título de Periodismo y el típico diploma amarillo del rey de España en casa y ambos están cogiendo polvo.

Te explicaría las razones por las que no trabajo de periodista pero sonarían a excusas así que no lo voy a hacer.

No he estudiado la carrera de Marketing en ninguna universidad y, sin embargo, aquí estamos.

Antes de empezar con esto del copywriting pasé varios años trabajando en un call center intentando cobrar deudas.

Lo más interesante del día en aquella oficina era cuando llamaba algún hombre de la España profunda y te llamaba “soplagaitas”.

Literal.

Soplagaitas.

Que no gaitero.

“Soplagaitas”

Es el insulto definitivo.

En fin.

Había que ganarse la vida y, sin duda, es un trabajo muy digno pero como comprenderás no es algo que me gustaría repetir.

Porque sí, TRABAJAR es algo DIGNO.

Y está bien recordarlo en los tiempos que corren…

Mucho respeto a todos los que se ganan la vida trabajando en un call center pero, llegados a una cierta edad, que te cronometren el tiempo que tienes para ir al baño no suena muy inspirador como plan de vida.

Vale.

 Ahora viene la parte en la que tengo que conectar contigo que me estás leyendo.

Voy a esforzarme mucho.

Me gustan los animales.

Y no tengo ninguno ( por el momento).

Es importante que lo sepas.

No te puedo decir que he apadrinado a tres cacatúas australianas.

No estaría bien.

Tampoco sería cierto.

(Y sí, este señorito sale mejor que yo)

Mmmm…

Ese momento de tu vida en el que te das cuenta que hasta los cacatúos posan mejor que tú…

asshsjshdfiuhduifhsidijfsodjs

La vida es así.

Lo que quiero decir es que…

No soy el abanderado de ninguna causa animalista ni nada por el estilo.

Pero en el futuro, cuando me compre una casa en el campo seguramente adopte uno o dos perros.

Bretones españoles.

Me mola esa raza.

Parecen inteligentes y majetes.

Parecen animales que saben estar.

Y eso es importante.

En fin, no soy un gran referente ni soy tan buena persona como te podría hacer creer.

Yo también acelero el paso cuando veo en una calle ancha de Madrid a los chicos de las ONG acechando con sus carpetas.

Y les pongo una excusa de mierda para no tener que pararme.

Culpable.

Sí, lo admito señoría.

Siempre “voy con prisa”.

( Si eres de Madrid sabes de lo que estoy hablando).

Bueno…

Estamos conectando una barbaridad.

Espero no estropearlo.

Vamos a ver:

Un día descubrí que se puede vivir bien de escribir sin tener ni la décima parte del talento que tiene Juan Manuel de Prada.

Y dije: esto es lo que quiero.

(No tenía que ser becario antes, ni cobrar un plus de ayuda al transporte y sentirme agradecido).

Nada de eso.

Podría escribir y hacer que alguien vendiera más.

Cobrar por ello y ganarme la vida en condiciones.

Era un buen plan.

Y me puse a estudiar como un loco a los mejores.

A los maestros de siempre y a los de ahora.

Los Gary Halbert, Claude Hopkins, Ray Edwards, Isra Bravo…

Auténticas leyendas en el mundo del marketing de respuesta directa, del copywriting.

(Les debo muchísimo)

Libros, cursos online, formaciones en papel…

Aprendí mucho, lógicamente…

Y ahora me gano la vida gracias al copywriting.

Creo que después de alguna que otra vuelta, he encontrado mi lugar en el mundo y espero que dure mucho.

Si hay algo que alguna vez se me dio más o menos bien eso fue escribir.

Por lo demás, no tengo demasiados talentos.

Pero ese sí, y todos los días aprendo algo nuevo.

Si a ti también te gustaría aprender alguna que otra cosilla sobre escribir textos más persuasivos para tu negocio que te ayuden a vender más quizás te interese saber que tengo una lista de correo.

Envío un correo cada día, tres minutos de lectura máximo en los que te doy algo que puede ser interesante y de valor para tu negocio, y te intento vender algo.

Te puedes suscribir gratis y darte de baja cuando te de la gana.

En fin, no quiero empezar a sonar como una ONG, pero merece la pena.

Hazlo (aunque solo sea por las cacatúas australianas).

PD: Solo por suscribirte a la lista recibirás un regalito sorpresa en tu correo. (Yo, mí, me no me lo perdería).

“Ay ay ay tu bajaste desde el cielo, ay ay ay mira…